viernes, 1 de febrero de 2013

Mi mujer




Ser mujer no es fácil, eso es lo que he podido comprobar y darme cuenta durante este proceso de crecimiento personal y gestáltico.

Digamos que para mí, es el equilibrio perfecto entre mi parte infantil y la opuesta, la maternal. Hay veces en que mi relación con una persona se vuelve totalmente infantil, siendo yo misma pueril, vergonzosa, tímida, dependiente, excesivamente complaciente y necesitada de aprobación. Ahi aparecen los miedos, el temor y el querer ser inferior por ello. Rabia me da leerme y darme cuenta de todo esto.

Y cuando aparece la maternal, la relación es de sobreprotección al otro, de sumisión, de amor incondicional, de dejarme hacer, de ser demasiado responsable, de cargarme. Aparece la parte más madre y dependiente, del no poder pensar en mi y volcarme en la otra persona, anulándome por completo.

Cabe decir que ambas partes, en su extremo, son dolorosas y disfuncionales para mi y ahí estan. De mi depende retomarlas de una manera apropiada y sana para que no me desborden.

Mujer, ser mujer, ser feliz siéndolo y mostrarme con orgullo que así quiero ser. Expresar con una sonrisa y mirada segura de que estoy en paz conmigo misma y que me quiero tal como soy.
Ver que el otro me ve y que no quiero evitarlo, que no hay barreras, que me muestro, que me expreso y soy femenina, a mi manera, reforzándome que siendo mujer tengo más seguridad, más empatía, más poder sobre mí y que sobretodo, tengo mucho más auto-apoyo.

Ser mujer también es para mi esa creatividad fascinante de escribir, dibujar, pintar, hacer cosas nuevas y disfrutarlas. Sentirse femenina sín la aprobación del otro pero que sí está, sea bienvenida también.

Ser mujer es decidir lo que quiero y responsabilizarme, ser consecuente y hacerme cargo de lo que me pasa, sin llevarme las inseguridades o manipulaciones del otro. Ser valiente y expresar que "por aqui vas mal conmigo" y sentirme liberada. No ser yo misma una manipuladora más sino ser capaz de mostrar lo que me gusta y enfadarme, si hace falta, dejando claro que mi enfado, mi rabia también cuentan, no sólo las emociones que gustan.

Sigo en camino de seguir siéndolo, disfrutar y mantener esa paz que exige ser una mujer, darse cuenta y percatarse del poder que conlleva y usarlo para un beneficio propio.

Por y para mi, mi mujer.

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