Cuando era una adolescente vivía más feliz que una perdiz, luego pasaron los veinte tantos estudiando, trabajando y yendo de un sitio a otro. Empieza la treintena ¿qué será de mi?
martes, 19 de febrero de 2013
No cambié
No, no voy a hablar de Tamara y su tema de "no cambié", aunque me trae recuerdos de cuando estaba en una pizzería y el trabajo no era una mis principales prioridades en la vida. Ahora, esa responsabilidad inunda mi día a día, a veces, de forma desesperada.
Hoy, yendo para el susodicho y necesitado trabajo, me he encontrado parada en mi moto y detrás de un bus urbano, leyendo una frase que me ha dado que pensar "Te quiero como eres pero ya te cambiaré".
Me ha resonado, me ha dejado muy alerta ya que es el tema recurrente de hace semanas, tal vez meses. Los cambios y yo, las otras personas y yo, mis contactos y yo.
La frase en cuestión para mi ilustra la pura verdad de mi relación, es triste aunque es cierto, asi lo pienso a día de hoy.
Se dice que las relaciones más sanas de pareja son aquellas en que cada uno se acepta como es y acepta al otro incondicionalmente. Yo me pregunto cuanto tardaré en aceptarme y aceptarlo, es más, cuando llegará ese momentazo con fuegos artificiales, cuando el también se acepte y me acepte y lleguemos a la iluminación sentimental. Me da a mi que podemos tardar toda una vida en conseguirlo.
Yo no quiero que me cambie, quiero ser como soy yo, aunque me cuesta ya de por si mostrarme genuína con mi manera de ser por aquello de necesitar la aprobación de todos. Y asi me muevo, enfadada cuando no me quiere y contenta cuando yo no le quiero, como algo que me carga, me asusta y a la vez disfruto.
Soy sincera y si que quiero cambiarlo, no debería ser, aunque es cierto, es la pura verdad. Porque me cuesta estar en un equilibrio en ser yo misma y quererlo por tal y como es.
Aceptarlo sería como confirmar que me gusta vivir en la distancia, en proceso de espera, que me gusta tener la responsabilidad lejos, que necesito llorar y dramatizar por mis circunstancias, que me encanta quejarme por lo sufridora que soy y que necesito hacerme daño para sentirme viva.
Son duras afirmaciones y es asi, será más fácil responsabilizarme, con tiempo e ir cambiando, ser sincera y ponerme manos a la obra. No sirve de nada engañarme ni sirve engañar a los demás.
Escuchar, aflojarme, dejarme sentir, fluir...ser auténtica.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
el sufrimiento puede ser adictivo, es como si tuviéramos que pagar eternamente y nos creyéramos que queremos más y mejor por sufrir tanto, pero olvídalo, encontraras el momento para dar el paso definitivo, y en ese momento te sentirás más feliz que nunca por tu valentía.
ResponderEliminarPor cierto, me ha sonado muy raro eso de leer la obra de teatro traducida, mira que yo quería ir a verla, aunque adivino que aunque sea una comedia esconde algo más ácido, nuestro horroroso deseo de hacer de los demás lo que nosotros queremos y no de quererlos por lo que son.
Bonitas y acertadas palabras!
ResponderEliminar