Tengo la sensación de que mi interior se está removiendo, que algo florece en este mes de Junio que me hace estar más viva, más yo, dejando sombras fuera y viendo luz.
Soy consciente de que estoy alegre, me divierto con lo que hago, con la gente que tengo alrededor. Que los días me parecen preciosos, desde que me despierto hasta que me voy a dormir. Miro y observo los objetos de una manera más dulce, veo a la gente con más cariño, me veo a mi misma más transparante y activa. Escucho a los demás, me dan ganas de tocarlos y abrazarlos, necesito nutrirme de ellos y del ambiente tan claro que tengo a mi alrededor. Retozo con mis gatos, los hago rabiar, me gusta luchar con ellos a ver quien es el jefe de la casa, los arrullo y los mimo.
Ahora siento como mi cuerpo me manda, me ordena que vaya a pasear cerca del mar, que me deje tocar por las aguas de mi playa mediterranea, que me deje llevar por mis fantasias y vuelva a ser la niña que le encantaba nadar en la mar salada. Y me siento con ganas de hacerlo, yo sola, sin nadie, con la finalidad de quererme y sentirme radiante y voy a hacerle caso, por una vez, a eso que le llaman conciencia o intuición e iré a que el sol me tueste y el mar me calme y en equilibrio, fluir.
Cansada ya de tanto agobio, de centrarme en lo negativo, en obligaciones pasadas, en malos rollos de antes, dejo fuera toda esa maraña de negatividades y me hago caso, me digo a mi misma: hazte caso porque tu eres la diosa de tu vida y como tal, tan solo tu puedes hacer que ella sea lo que te ilusione.
Ahora me veo con energía suficiente para apartar la tristeza, para llenarme conmigo misma y con la energia de los demás (la que me permiten) y ser yo, ser fiel a mi misma, sin prisas, con paciencia, paso a paso y con seguridad.
Actuo, me dejo llevar por mis instintos e intuiciones reales. Mi fantasia y mi neura se quedan ahi, no las puedo deshechar pero si dejarlas a un lado, quietas, mientras ven mi auténtico yo, mi sinceridad y como cumplo con la responsabilidad de mi vida. Mis aliadas en esto son las tan ya conocidas seguridad, intuición, simplicidad, valentía y ternura. Mis máscaras, las que no me dejan fluir son la cobardía, la falsedad, el reprimir mi sinceridad por el bien de los otros y el encerrarme, siendo no responsable de mis actos y dando, entonces, al sentimiento de culpa constante que me lleva a enloquecer. No lo quiero, sé que existe y lo dejo ahi.
Celebro que todo esto me esté ocurriendo a mi, celebro que estoy dando un pasito pequeño hacia mi salud, hacia mi integridad total de persona feliz consigo misma. Aun falta mucho y soy consciente de que queda camino por recorrer aunque no me frustro, al revés, tengo ganas de saber que ocurrirá con esta perspectiva de vida tan bonita y que he elegido yo, fruto de tanto trabajo personal y de poner un límite a mi autocensura y masoquismo. He elegido valorarme, quererme y disfrutarme.
Por y para mi.